La heroína, el caballo, la marrón... mata más jóvenes barceloneses que los accidentes de tráfico. Lo dice hoy el gratuito 20minutos. Pero nadie se lo toma en serio. Se adoptan medidas decididas contra el exceso de velocidad pero se siguen poniendo paños calientes con el narcotráfico. ¿Hasta cuándo?
¿Cuándo se abordará en serio el problema, con ideas novedosas, revolucionarias y agresivas?
El Roto, en la viñeta de abajo, pone el dedo en la llaga: legalización.
Para no asustar con semejante palabra, que escandaliza los oídos de las personas bienpensantes, propongamos mejor expedición gratuita de la droga a los toxicómanos.
Esto ya puede abordarse sin miedo en el mundo globalizado en el que vivimos. Ya es posible una decisión única y planetaria. Es preciso un censo de toxicómanos, puede controlarse sin margen de error la expedición de la droga a las personas indicadas (hay sistemas de identificación inequívocos, como el análisis de los datos biométricos, que hace años se consideraban ciencia ficción, pero que hoy ya se pretenden aplicar para controlar la inmigración irregular) para que la consuman in situ en lugares adecuados.
El control del suministro por parte de los Estados acarrearía innumerables beneficios a todos: acabaría con el narcotráfico, garantizaría la calidad del producto, atraería a los pacientes hacia los tratamientos paliativos o de desintoxicación. Además, al ser gratuita, el toxicómano no tendría que recurrir a la delincuencia para obtener dinero para comprarla.
Esto solo son ideas, pero el debate serio es necesario y urgente
¿Cuándo se abordará en serio el problema, con ideas novedosas, revolucionarias y agresivas?
El Roto, en la viñeta de abajo, pone el dedo en la llaga: legalización.
Para no asustar con semejante palabra, que escandaliza los oídos de las personas bienpensantes, propongamos mejor expedición gratuita de la droga a los toxicómanos.
Esto ya puede abordarse sin miedo en el mundo globalizado en el que vivimos. Ya es posible una decisión única y planetaria. Es preciso un censo de toxicómanos, puede controlarse sin margen de error la expedición de la droga a las personas indicadas (hay sistemas de identificación inequívocos, como el análisis de los datos biométricos, que hace años se consideraban ciencia ficción, pero que hoy ya se pretenden aplicar para controlar la inmigración irregular) para que la consuman in situ en lugares adecuados.
El control del suministro por parte de los Estados acarrearía innumerables beneficios a todos: acabaría con el narcotráfico, garantizaría la calidad del producto, atraería a los pacientes hacia los tratamientos paliativos o de desintoxicación. Además, al ser gratuita, el toxicómano no tendría que recurrir a la delincuencia para obtener dinero para comprarla.
Esto solo son ideas, pero el debate serio es necesario y urgente
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